FELIPE II Y LOS JARDINES
A medida que voy leyendo cosas sobre la historia de los jardines he ido descubriendo que Felipe II fue un monarca extraordinariamente interesado en ellos. En esta trayectoria compartida de conocimiento que es la redacción de este blog quiero apuntar de forma muy esquemática algún punto que demuestra la predisposición del monarca hacia ellos ya sea de forma directa o indirecta.
En primer lugar está el interés hacia el aspecto científico que representa el conocimiento de las plantas. Felipe II impulsa expediciones como la de Francisco Hernández a Nueva España cuyos frutos tienen repercusiones en la botánica y en la medicina. Las plantas recogidas fueron plantadas en los jardines reales.
El rey impulsó la creación de jardines botánicos y medicinales pero de alguna manera los incorporó también a los jardines reales donde se cultivaban plantas ornamentales. Esto se daba en los jardines de Aranjuez y en los del Alcázar madrileño. La búsqueda por todos sus reinos de hierbas y plantas para estos jardines reales está documentada.
En lo tocante al arte de los jardines, el monarca es sensible a la estética imperante en Europa e impulsa la creación y modificación de vergeles y parques existentes. Sitios como el de Aranjuez que su padre, Carlos I, hombre de acción, había desarrollado como finca de caza, Felipe II los transforma en jardines ornamentales y de recreo.
Preocupado por el arte y la arquitectura está presente en el diseño de las obras y en la elección de sus elementos. Importa árboles y plantas exóticas pero también impulsa la creación de estanques y fuentes decorativas y compra esculturas para sus jardines y se inspira en “El sueño de Polifilo” para la creación de parterres.
El rey supervisaba muy directamente cuando no imponía alguna de sus ideas en el trazado de los edificios que modificó o mandó construir de nuevo. Jardines en que la mano de Felipe II estuvo presente son los de Aranjuez, El Escorial, el Alcázar de Madrid y junto a estos los de la Casa de Campo.
Protegió y ayudó a estudiosos y creadores de jardines Durante su reinado se publicó en 1592 uno de los primeros libros de jardinería de España: Agricultura de Jardines de Gregorio de los Rios. Este autor fue nombrado por el rey, capellán de la Casa de Campo y su obra tiene una visión moderna para su época.
A Felipe II le gustaban los jardines y como tal no se conformó en crearlos sino que quiso que sus esfuerzos se conservasen especialmente en un patrimonio tan perecedero. Un ejemplo de ello es que en su testamento especifica, mediante un codicilo, el mantenimiento de los jardines de El Escorial.
En primer lugar está el interés hacia el aspecto científico que representa el conocimiento de las plantas. Felipe II impulsa expediciones como la de Francisco Hernández a Nueva España cuyos frutos tienen repercusiones en la botánica y en la medicina. Las plantas recogidas fueron plantadas en los jardines reales.
El rey impulsó la creación de jardines botánicos y medicinales pero de alguna manera los incorporó también a los jardines reales donde se cultivaban plantas ornamentales. Esto se daba en los jardines de Aranjuez y en los del Alcázar madrileño. La búsqueda por todos sus reinos de hierbas y plantas para estos jardines reales está documentada.
En lo tocante al arte de los jardines, el monarca es sensible a la estética imperante en Europa e impulsa la creación y modificación de vergeles y parques existentes. Sitios como el de Aranjuez que su padre, Carlos I, hombre de acción, había desarrollado como finca de caza, Felipe II los transforma en jardines ornamentales y de recreo.
Preocupado por el arte y la arquitectura está presente en el diseño de las obras y en la elección de sus elementos. Importa árboles y plantas exóticas pero también impulsa la creación de estanques y fuentes decorativas y compra esculturas para sus jardines y se inspira en “El sueño de Polifilo” para la creación de parterres.
El rey supervisaba muy directamente cuando no imponía alguna de sus ideas en el trazado de los edificios que modificó o mandó construir de nuevo. Jardines en que la mano de Felipe II estuvo presente son los de Aranjuez, El Escorial, el Alcázar de Madrid y junto a estos los de la Casa de Campo.
Protegió y ayudó a estudiosos y creadores de jardines Durante su reinado se publicó en 1592 uno de los primeros libros de jardinería de España: Agricultura de Jardines de Gregorio de los Rios. Este autor fue nombrado por el rey, capellán de la Casa de Campo y su obra tiene una visión moderna para su época.
A Felipe II le gustaban los jardines y como tal no se conformó en crearlos sino que quiso que sus esfuerzos se conservasen especialmente en un patrimonio tan perecedero. Un ejemplo de ello es que en su testamento especifica, mediante un codicilo, el mantenimiento de los jardines de El Escorial.
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