Originaria de Japón y China, esta enorme y llamativa planta perenne se ha cultivado como planta de interior desde hace muchos años. A este arbusto relacionado con la familia Araliaceae, se le reconoce de igual manera su excelente capacidad para desarrollarse tanto en exterior como en interior, siempre que se le sitúe en lugares bien iluminados y alejado de áreas soleadas.
Su crecimiento es extremadamente rápido y, en dos o tres años y sobre terreno puede alcanzar los 3 m de altura, aunque si se mantiene en un contenedor apenas logra sobrepasar el metro.
Sus rasgos más interesantes son sus grandes hojas de color verde penetrante y muy lustrosas, que parecen enormes manos y pueden medir entre 15 y 45 cm, o incluso más, de ancho. Existe una variedad con las hojas matizadas de blanco o color crema.
En otoño aparecen grandes ramilletes de flores blancas de pequeño tamaño, pero es muy raro verlas cuando se cultiva en interior, excepto en ejemplares muy maduros que se mantengan en emplazamientos frescos.
Los frutos son unas bayas verdosas, que al madurar se van tornando de color negro brillante.
Lo ideal es mantener a la Fatsia con una temperatura de unos 20ºC, si es superior hay que asegurarse que reciba una adecuada cantidad de humedad y aire fresco.
Hay que regarla de modo que mantenga el sustrato húmedo, pero teniendo cuidado de no saturarla de agua. Un buen rociado de agua, de vez en cuando, mantendrá la planta limpia y en excelentes condiciones, porque esta planta prefiere una atmósfera húmeda a su alrededor.
Se puede agregar un fertilizante líquido al agua cada dos o tres semanas.
Tolera heladas leves, pero conviene protegerla de temperaturas demasiado bajas.
Para alentar el crecimiento se trasplanta a principio de la primavera, utilizando un buen compost; en cambio, si se desea contener su crecimiento una buen apoda lo detiene.
También se le puede podar si ha crecido de forma desigual, cortando sólo los tallos que alteran su estructura.
La aparición de una especie de polvillo blanco sobre las hojas, indica la presencia de cochinillas algodonosas; se deben quitar con un pequeño pincel empapado en alcohol metílico. Otras plagas que suelen atacar a esta plantas son la araña roja y e pulgón verde.
La mejor época para propagarla es a principios de la primavera, cortando esquejes de unos 7 cm de largo, sumergiendo las partes cortadas en hormonas de enraizar, plantados en dos partes de turba y una de arena; o bien por semillas previamente remojadas.
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