Dividir una planta se convierte en una operación que tiene varias ventajas: la primera ventaja es que nos podemos hacer con nuevos ejemplares jóvenes similares a la planta madre, la segunda rejuvenecer y revitalizar el ejemplar despojándolo de un excesivo follaje y la tercera ventaja y no menos importante es revisar las raíces de manera profunda aprovechando la separación de las mismas.
La división es el método más sencillo de multiplicarlas y el más adecuado para hacerse con un buen número de plantas de interior. Este procedimiento es el que se utiliza de manera habitual con las plantas de interior y de terraza, es decir, las plantas que se cultivan en recipientes, ya que su tamaño permite manipularlas con cierta comodidad.
Igualmente algunos arbustos de jardín también se multiplican así; con la diferencia de que en estos casos es necesario el uso de herramientas. En el proceso de la operación con las plantas de interior sólo será necesario el uso de las manos porque es una operación fácil de realizar y no requiere de ningún utensilio, en todo caso puede necesitarse un cuchillo bien afilado.
La mejor época para este tipo de reproducción es por regla general al final del invierno o comienzos de la primavera.
- El primer paso a tener en cuenta es que hay que procurar practicar la operación con rapidez, de modo que las raíces no queden expuestas al frío o al calor más tiempo del necesario.
- Hay que sacar el cepellón de la maceta sujetando bien la planta por su base.
- Es preciso quitar con la mano la tierra más superficial que envuelve a las raíces, con cuidado de no dañarlas, quitando el sustrato hasta que queden al descubierto las raíces principales.
- A continuación se separan tantas porciones de tallos con su sistema de raíces correspondiente como nuevos ejemplares queramos obtener. Generalmente la planta se divide en dos.
- Si las raíces están muy entrelazadas o son gruesas puede necesitarse la ayuda de una pequeña horquilla de jardinería, se clava la horquilla y se hace un poco de palanca para separarlas.
- Ahora es el momento de revisar el estado de las raíces, cortar las que se vean en mal estado o aplastadas, así como los extremos más envejecidos.
- Una vez terminada la separación y limpieza, se trasplanta cada porción de la planta en una maceta nueva más pequeña, proporcional al tamaño de los nuevos ejemplares. Se rellena con sustrato nuevo, se asienta con las manos y se riega.
- Durante unos cuantos días es necesario mantener las nuevas plantas a la sombra y en un lugar cálido.
Todos los instrumentos que se vayan a utilizar para separar el cepellón o cortar las raíces deben estar bien limpios y desinfectados porque pueden ser un foco de trasmisión de enfermedades.
Pese a que todas las plantas de interior son aptas para propagar por este método de la división, existe un buen número de plantas muy fáciles que están al alcance de todo aficionado a la jardinería aun cuando se trate de un principiante.
Ejemplo de plantas fáciles: Asparagus, Sansevieria, Tradescantia, Spathiphyllum, Chlorophytum, Anthurium, Scindapsus, Fittonia, Chamaedorea, Hedera.
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